Me veo en la obligación de haceros partícipes de la majestuosa epopeya ocurrida el pasado domingo día 15 de abril de 2012. Mi natural modestia que me pide que no salga del economato, me impide contar con todo lujo de detalles lo sucedido, baste decir que una vez más se confirma que quien ésto escribe es El Elegido (The choosen one), el ser primigenio, el alfa y el omega y el jugador de golf por excrecencia.
Por segunda vez en mi corta pero intensa carrera golfística, se ha inscrito mi nombre en los anales como ganador de un torneo. El II Desafío Seve Ballesteros, celebrado en el RCG Manises, verá mi nombre figurar entre sus ganadores para mayor lustre y esplendor del mismo.
Debo decir que me gustan los torneos benéficos. En primer lugar, me gusta saber (y en parte lava mi conciencia, para ser absolutamente sincero) que los dineros gastados en él previsiblemente servirán para un buen fin; En segundo lugar, se hacen menos trampas que en los torneos con premio y es posible ganar en segunda categoría (como fue el caso) simplemente con 94 golpes ó 39 puntos stableford.
Así pues, como decía, gané en 2ª categoría handicap con 39 puntos (94 golpes), 4º scratch de mi categoría y 37º scratch indistinto de entre ciento y pico participantes. Mi juego, pese a ser bueno en general, pudo haber sido impresionante si no hubiera sido por tres putts de menos de un metro que fallé (todos ellos para par) que hubieran hecho que una tarjeta con 4 pares y un birdie se convirtiera en otra mucho más vistosa. También hubiera ayudado, en otro hoyo, no haber dado 4 golpes adicionales estando en collarín de grin de dos, así como la inevitable raya en mi hoyo favorito que tiene que adornar toda tarjeta... pero bueno, las gallinas que entran por las que van saliendo.
Mientras los primeros cinco o seis hoyos fueron plácidos, los siguientes los tuvimos que jugar con un viento un tanto molesto. Vamos, un viento de esos que te toca las pelotas, para que nos vamos a engañar. Pero cómo no hay mal que por bien no venga, gracias al fuerte viento ocurrió el siguiente épico hecho:
Hoyo 4, par 3 de 157 metros. Bandera al fondo y a la derecha, con lo que supongo que el abujero estaría sobre 165 metros del tee que pinché en marcas. Este hoyo, de normal, lo suelo jugar bien con un h5, bien con un híbrido de 21º (palo que igual me vale para un roto que para un descosido, igual le pego a 120 metros que a 170 como mis compañeros bien pueden atestiguar). En fin, la cosa es que tras observar en el hoyo anterior que tras pegar un hierro, a causa del fuerte viento, la bola había volado tanto como si le pegara con dos hierros más, decidí que saldría en éste par tres con dos palos más, ya que el viento lo tenía totalmente en contra.
Cogí la madera 3, me puse a la bola y le pegué un golpe de esos que te dejan lleno y que, antes de mirar hacia donde va la bola, ya sabes que es uno de los golpes de tu vida; Hace poco más de dos años, y antes de tener el jandicar, di un golpe muy similar en el hoyo 17 de El Saler que aún recuerdo (y que conté aquí en el foro).
Levantas la cabeza y ves que la bola está justo donde tiene que estar, justo donde esperabas y querías que estuviese, y por un momento parece que está quieta, suspendida en el aire, colgada inmóvil... va tan recta que parece que ni se mueve y, cuando lo hace, ves que se dirige al bendito trapo.
Y va cayendo... cae.... cae a lo verde.... y bota en green. De vuelo a un green que está a 160 metros, como los pros, con dos cojones, como los buenos. Y el bote busca el orificio, la musicalidad de la bola al caer...
Y tras ver cómo golpean mis compañeros, me voy a buscar mi bola todavía notando esa sensación de haber empalado la bola, sin duda alguna, de la mejor manera posible. Y cuando llegué al green y vi donde reposaba estuve seguro que nadie en todo el mundo habría dado un golpe mejor. Y cuando digo nadie quiero decir naide o nenguno. Y le hice una foto. Bueno, le hice dos pero en la otra aparezco yo y se me confunde con el ratón Mickey.

Editado para añadir la foto con el modelito 'Micky Mouse':
