Anda, que se me olvidaba el hoyo 5 del nene, digno de narración radiofónica y cita en los mentideros mitico-golfísticos. A falta de que el prota lo añada si quiere en hilos de hazañas bélicas, así lo fue y así lo cuento.
Par 5 cuesta arriba de 438 m. Galletón con el driver que a la varilla, además de flexarla como solo el sabe, le falto estirarse como el hombre de goma para tirarnos al resto de la partida en plan strike de bolos. Eso es bola larga. Ah, pero se abre con moderado slice que la deja a la derecha de calle en la cima de una loma. Rechinar de dientes. Eh, chicarrón, ya verás como desde allí tienes tiro. Y tanto. Acababa de neutralizar la pendiente de la calle. Toma el tio no sé que palo trucado fijo y le arrea monumento a la línea y alcance, dejando la bola en green, que andaría a 200 m. mínimo. Dos putts magister et commander y birdie al saco. La sonrisa le rodeaba la nuca. Coro de aplausos y Carmina Burana de fondo.
