
Os olvidáis que los palos de golf SÍ tienen personalidad propia.
El driver es el más quisquilloso, necesita ser el obrero más valorado de la cuadrilla. Recordad cómo cuando no jugábamos nada bien él solo nos llevaba hasta el green; zigzagueando, sí, pero ¡qué maravilla de drives, qué curvas en el espacio!. Y nos dejaba la bola ya sumisa a falta de un pequeño approach y tres pequeños putts.
Mas, ah, cuando empiezas a coger green con el hierro 5 notas cómo se aísla y encoge en su rincón de la bolsa. Súplicas y amenazas no sirven. Paciencia y mano dura tal vez sí. Y en cualquier caso todos sabemos que las amistades eternas no existen y debemos estar preparados (económicamente) para la inevitable separación si llega el caso
